martes, 10 de mayo de 2011

La Raya, historia de una identidad perdida y absorbida por la foranea extremeña II

Cuando los rayanos pierden su denominación de ciudadanos del reino de Badajoz, título que les diferenciaba de sus vecinos extremeños leoneses y castellanos, la pérdida de identidad regional daba sus primeros pasos, pero no definitivos.

Inmediatamente después de la reconquista de Badajoz por las tropas leonesas la ciudad y su territorio regional tuvieron que adaptarse a las estructura institucional existente en la posterior corona castellanoleonesa, a saber el realengo y las encomiendas militares. Esta estructura recogió el carácter regional de La Raya en una figura, la constitución del Realengo en su capital. Sólo cinco ciudades del actual espacio geográfico de las provincias de Cáceres y Badajoz pasaron a ser administradas y a depender directamente de la corona bajo la figura del realengo, cuatro de ellas en la de Cáceres, sólo una en Badajoz.

Esta división no es casualidad pues recoge fielmente la división en cinco regiones que observabamos en la entrada anterior, asi cada región contaba con una ciudad de realengo, la correspondiente a su capital que el rey se reservaba.

Coria la Extremadura leonesa, Plasencia la Extremadura castellana, Cáceres la transierra leonesa, Trujillo la transierra Castellana y por último Badajoz, para el reino de Badajoz o actual región de La Raya.

El alfoz pacense, que abarcaba buena parte de nuestra región fue constantemente disminuido y mutilado desde su nacimiento para ampliar los dominios de las otras jurisdicciones existentes en los siguientes siglos, asi mientras olivenza permanecía en manos portuguesas, Alburquerque encabezaba un importante señorío o las orden del temple ejercía su jurisdicción sobre las tierras de Jerez.

La existencia de la Raya como región no se ve sólo respaldada en el uso del título de Rey de Badajoz por los reyes leoneses, ni en la otorgada categoría de municipio de realengo para su capital, la división eclesiática apoya como no podía ser de otra manera la existencia de Badajoz como un territorio distinto al de las dos extremaduras, así mientras las regiones extremeñas, tienen cada una de ellas un obispado diferente, que aún hoy se mantienen, Coria la extremadura leonesa, Plasencia la Castellana, La Raya mantiene la sede del obispado de Badajoz creado bajo el dominio de la ciudad por los arabes. Las tres regiones constituyen aún entonces un claro espacio geográfico, político y religioso diferenciado, dos extremaduras distintas con dos capitales, dos obispados y con dos transierras (transtajo), estas transierras o expansión más allá del Tajo de cada una de las dos Extremaduras también cuentan con dos capitales respectivas. Badajoz al sur mantiene su nombre diferenciado, su categoría de capital de su propia región en la figura del Realengo y su obispado propio. No podemos dudar de que nos encontramos ante sino cinco, si claramente tres regiones diferentes. La historia de La raya de badajoz y su pérdida de identidad aún no había comenzado pero estaba a punto.

Esta se produce lenta pero inexorablemente con el transcurrir de los siglos, del mismo modo que los reyes castellanoleoneses por economía del lenguaje se llamaban a sí mismos reyes de castilla, lo que no implicaba que dejasen de existir León, Asturias o Galicia como reinos, la denominación de Extremadura fue dejando de distinguir entre leonesa y castellana y extendiendose a su vez a sus respectivas transierras, territorios dependientes de los primeros y, lo que es peor, a la vecina e independiente regíón de Badajoz.

Así en 1.655 el partido de Badajoz abarca, si ignoramos la pérdida de Olivenza, a casi toda la región menos al desgajado de Jerez, perdida en su momento a manos de las ordenes militares, Badajoz había intentado formar parte de las cortes castellanas representando los intereses de su región, las ciudades Extremeñas como Plasencia también lo habían intentado para con las suyas, pero el poco interés de la corona por aumentar el número de ciudades en cortes obligó a tomar una decisión funesta para el futuro regional de La Raya.

Así las ciudades gallegas habían comprado un voto en cortes castellanas de forma colegiada, esta solución tenía el buen visto de la corona pues se aumentaba la recaudación que aportaban los representantes por sentarse en cortes pero sin ver aumentado el número de ciudades en demasía, lo que no era bien visto por las ya presentes pues podía servir como acicate para emular lo mismo por parte de otras, además de la pérdida de poder de cada voto que suponía cada ampliación. Las ciudades Extremeñas, olvidado por desuso sus dos realidades geográficas y políticas diferenciadas, decidieron comprar un voto en cortes en las cortes castellanas, Badajoz, a la vista de la imposibilidad de conseguir comprar un voto de forma individual para su propia región, y de los claros perjuicios que supondría no estar presente en cortes mientras las localidades de la región vecina si conseguían el ansiado asiento, no tuvo más remedio que de lo malo elegir lo menos malo y formar parte de la coalición de ciudades que representando a "Extremadura" se sentarían en cortes, el comienzo del fín de su identidad regional diferenciada acababa de comenzar.


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