sábado, 14 de mayo de 2011

La Raya, historia de una identidad perdida y absorbida por la foranea extremeña IV

En la última entrada veiamos como nuestra región entraba en el Siglo XIX con su identidad herida de muerte tras no consumarse el traslado de la audiencia a Badajoz quedando la región bajo la jurisdicción Extremeña. No mejorarían demasiado las cosas cuando los nuevos intentos de división del Estado iniciaban su andadura.

Así el proyecto de prefecturas de Jose I pretendía instalar en España la división administrativa estilo francesa, esta división meramente funcional no se ajustaba a la de los antiguos reinos o provincias de España, entes muchos de ellos disfuncionales a la hora de administrar el territorio. El justificante para las nuevas divisones solían ser accidentes geográficos, de esta manera y teniendo en cuenta que la intendencia de Badajoz/Extremadura se veía atravesada por dos grandes rios la excusa para dividirla en dos estaba servida.

Los franceses pretendían crear las prefecturas de Tajo y Guadiana, Badajoz perdía su papel capitalino predominante desde su fundación, aunque su particular carácter regional le permitía ser al menos una subprefectura de la de Guadiana.

El proyecto de Jose I nunca se llevó a cabo pero puso las bases de la posterior división administrativa, los posteriores intentos de división administrativa de España dividirían siempre la antigua intendencia de Badajoz en dos, mero capricho hidrológico sin tener en cuenta la historia regional de la Raya pacense o de las diversas extremaduras, algo que se puede comprobar al desestimarse la creación de una provincia de Plasencia, la auténtica y única provincia Extremeña posible nunca llegaría a existir.

Con la división de Javier de Burgos Badajoz sería capital de provincia, este hecho positivo no lo sería tanto porque sus límites se ampliaban más allá de los correspondientes a su región rayana, ya que no podía ser capital de su propia región, su dinamismo demográfico la convertiría en la capital de Extremadura en todos los intentos regionalizadores posteriores, los de Escosura en 1847 o Silvela en 1.891.

Con la llegada de las autonomías Badajoz será despojada de todos los organismos públicos de la autonomía extremeña y de semejante capitalidad, los políticos extremeños al contrario que los nacionales van a tener muy claro que Badajoz no es Extremadura y por tanto no va a ser su capital de una región artificial que había que crear sin ningún justificante histórico ni base ciudadana.

La historia de Badajoz va a ser apartada y olvidada, la realidad extremeña va a tener un pasado mítico que sin saber muy bien como pasa de la lusitania romana a la audiencia de cáceres, sufriendo una etapa negativa y culpable que acaba con una supuesta conciencia regional, las provincias, hecho del que se va a responsabilizar a Badajoz, para que posteriormente la nación extremeña resurja con la autonomía y su capital correspondiente de nueva creación.

Estos regionalistas o nacionalistas extremeños, que tanto defienden la supuesta identidad extremeña van a olvidar convenientemente hechos tan significativos para una supuesta identidad regional como la existencia del reino Taifa de Badajoz base de la reconquista, la existencia de la intendencia de Badajoz y de Extremadura con sede en Badajoz por un siglo o los intentos de regionalización posteriores con capital en Badajoz, al igual que para el Estado durante el siglo XX.

Quizás sólo sea porque saben, al igual que nosotros, que de conocerse esta realidad de forma masiva, la existencia de una Raya y de su capital, vasallos del régimen extremeñista, no sería posible.

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